viernes, 7 de octubre de 2011

modelo


2.2 [Modelo para hacer un análisis de contenido aristotélico]

Para hacer el “análisis de contenido” aristotélico hay que seguir los cuatro pasos:

[Pauta 1] Diga cuál de qué género es el “objeto” o discuta acerca de esto. Luego diga cual es el “asunto” o el “qué” de la representación en un sentido general. Divida la historia representada en el objeto cultural en dos, una que corresponda a una trama de un “nudo” y a continuación intente decir cual es el “desenlace” de ese nudo.

[Pauta 2] Escoja uno de los personajes de la ficción (el protagonista) y diga que tipo de “cambio de estado” se produce en la escena analizada [¿de infelicidad a felicidad?, ¿de felicidad a infelicidad?] diga por qué se produce ese cambio en función de la trama o, incluso de algo específico que acontece en las acciones.

[Pauta 3] De acuerdo al personaje que ha elegido ¿Se produce un cambio en la conciencia del personaje con respecto a sí mismo en algún punto de la trama de la historia? ¿Pasa de ser un héroe “para los suyos” y se convierte, de ese modo, en una suerte de vergüenza? ¿Por qué si, por qué no?

[Pauta 4] Intente decir cómo funciona la experiencia estética y, en consecuencia, qué tipo de belleza es la que porta el objeto cultural. 2.2.1 Caso completo para que sirva de guía al alumno

Objeto cultural a analizar: “Cuento sin moraleja” del narrador argentino Julio Cortázar es un cuento breve, editado en la década de 1960. Puede escucharlo de la propia voz de Cortázar en: http://www.youtube.com/watch?v=zMiO2oWlAzI&feature=related


[A] Texto

Un hombre vendía gritos y palabras, y le iba bien, aunque encontraba mucha gente que discutía los precios y solicitaba descuentos. El hombre accedía casi siempre, y así pudo vender muchos gritos de vendedores callejeros, algunos suspiros que le compraban señoras rentistas, y palabras para consignas, eslóganes, membretes y falsas ocurrencias.

Por fin el hombre supo que había llegado la hora y pidió audiencia al tiranuelo del país, que se parecía a todos sus colegas y lo recibió rodeado de generales, secretarios y tazas de café. -Vengo a venderle sus últimas palabras -dijo el hombre-. Son muy importantes porque a usted nunca le van a salir bien en el momento, y en cambio le conviene decirlas en el duro trance para configurar fácilmente un destino histórico retrospectivo. -Traducí lo que dice- mando el tiranuelo a su interprete. -Habla en argentino, Excelencia. -¿En argentino? ¿Y por qué no entiendo nada? -Usted ha entendido muy bien -dijo el hombre-. Repito que vengo a venderle sus últimas palabras.

El tiranuelo se puso en pie como es de práctica en estas circunstancias, y reprimiendo un temblor, mandó que arrestaran al hombre y lo metieran en los calabozos especiales que siempre existen en esos ambientes gubernativos. -Es lástima- dijo el hombre mientras se lo llevaban-. En realidad usted querrá decir sus últimas palabras cuando llegue el momento, y necesitará decirlas para configurar fácilmente un destino histórico retrospectivo. Lo que yo iba a venderle es lo que usted querrá decir, de modo que no hay engaño. Pero como no acepta el negocio, como no va a aprender por adelantado esas palabras, cuando llegue el momento en que quieran brotas por primera vez y naturalmente, usted no podrá decirlas. -¿Por qué no podré decirlas, si son las que he de querer decir? -pregunto el tiranuelo ya frente a otra taza de café. -Porque el miedo no lo dejará -dijo tristemente el hombre-. Como estará con una soga al cuello, en camisa y temblando de frío, los dientes se le entrechocaran y no podrá articular palabra. El verdugo y los asistentes, entre los cuales habrá alguno de estos señores, esperarán por decoro un par de minutos, pero cuando de su boca brote solamente un gemido entrecortado por hipos y súplicas de perdón (porque eso si lo articulará sin esfuerzo) se impacientarán y lo ahorcarán.

Muy indignados, los asistentes y en especial los generales, rodearon al tiranuelo para pedirle que hiciera fusilar inmediatamente al hombre. Pero el tiranuelo, que estaba-pálido-como-la-muerte, los echó a empellones y se encerró con el hombre, para comprar sus últimas palabras.

Entretanto, los generales y secretarios, humilladísimos por el trato recibido, prepararon un levantamiento y a la mañana siguiente prendieron al tiranuelo mientras comía uvas en su glorieta preferida. Para que no pudiera decir sus últimas palabras lo mataron en el acto pegándole un tiro. Después se pusieron a buscar al hombre, que había desaparecido de la casa de gobierno, y no tardaron en encontrarlo, pues se paseaba por el mercado vendiendo pregones a los saltimbanquis. Metiéndolo en un coche celular, lo llevaron a la fortaleza, y lo torturaron para que revelase cuales hubieran podido ser las últimas palabras del tiranuelo. Como no pudieron arrancarle la confesión, lo mataron a puntapiés.

Los vendedores callejeros que le habían comprado gritos siguieron gritándolos en las esquinas, y uno de esos gritos sirvió más adelante como santo y seña de la contrarrevolución que acabó con los generales y los secretarios. Algunos, antes de morir, pensaron confusamente que todo aquello había sido una torpe cadena de confusiones y que las palabras y los gritos eran cosa que en rigor pueden venderse pero no comprarse, aunque parezca absurdo.

Y se fueron pudriendo todos, el tiranuelo, el hombre y los generales y secretarios, pero los gritos resonaban de cuando en cuando en las esquinas.

[B] Al seguir los pasos del modelo, el análisis de contenido queda estructurado así:

[Sigo la pauta 1].El género de este objeto cultural es un cuento. Aunque es un cuento un poco extraño ya que se escucha más como una prosa crítica. El cuento representa las acciones de un pregonero que vendía palabras y slogans en la calle. Cuenta la historia de un tirano latinoamericano y su vínculo con un vendedor de palabras y pregones. El nudo de la historia se da cuando el pregonero se presenta ante el dictador y le ofrece “venderle sus últimas palabras” y este accede a comprárselas. El desenlace de este nudo cuenta la manera como el “tiranuelo” queda enfrentado a una serie de generales que le hacen un golpe militar por haber dejado libre al pregonero. Hay un segundo nudo. Esto ocurre cuando el pueblo se amotina contra los generales. Sin embargo, esto es más una consecuencia del primer nudo. [Sigo la pauta 2]. El pregonero está tranquilo haciendo lo que siempre hace pero un día se le ocurre que es más importante “venderle sus últimas palabras al tiranuelo de turno”. Desde el punto de vista del pregonero, cuando el tiranuelo accede a comprarle sus últimas palabras, él logra un éxito. Pasa de un estado de indiferencia a otra de realización respecto de su trabajo. Había sido encarcelado pero queda libre y al final del cuento, antes de morir, se le ve otra vez haciendo su trabajo como siempre. [Sigo la pauta 3]. El cuento no deja ver mayor detalle acerca de un cambio en el pregonero. Si lo deja ver en el tiranuelo. Este pasa de un estado de tranquilidad a otro de miedo y, finalmente, de fracaso. Finalmente es asesinado por los generales. De algún modo el tiranuelo era parte de un sentido común con sus generales y dicho estado es perturbado por el pregonero que siembra la discordia. Y esto porque el tiranuelo, al escuchar al pregonero, toma conciencia de su precaria situación de poder y siente miedo. [Sigo la pauta 4] La experiencia estética al leer este cuento es un tipo de placer en reconocer algunos rasgos de la realidad latinoamericana que están presentados de manera irónica por Cortázar. No es una belleza poética sino más bien una suerte de historia que quiere reflexionar acerca de dicha realidad. El cuento es extraño puesto que los personajes no están claramente delineados sino más bien una atmósfera. La irónia de Cortazar produce un estado de confrontación risueña en sus lectores.

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